jueves, 18 de julio de 2013

Diálogo




Y díjole Satán a Dios: 

-¡Basta hipócrita! 
  ¿Das una vida de cuánto, 80 años, 90? Pero puedes ser un pendenciero como San Agustín o un asesino como San Pablo en el setenta por ciento de ella que, una caída del caballo te salva para la eternidad. Si algo incorrecto has hecho, por muy malo que esto fuese, puedes arrepentirte después sin problemas de conciencia (como ya estas perdonado...) que el susodicho evita venir a sentarse a mi vera.
  ¡Pero eso si a las almas muertas, a esas que las tengo aquí en orgías continuas y bacanales interminables, ni si quiera les das un plazo de eternidad para que se arrepientan!

¿Y si en toda la vida eterna del alma su único fallo fuera haber nacido en un cuerpo? ¿Debería estar la eternidad (que son unos pocos lustros) dándose cabezazos de arrepentimiento a sabiendas de que le será imposible redimir su error?

Un fallo en la vida te condena para la eternidad.

Si tienes un fallo en la vida y te arrepientes no pasa nada.
Pero un fallo en la vida sin arrepentimiento terrenal... esa falla no habrá eternidad que la redima.

Sólo dejas una vida para arrepentirse, la eternidad, capullo, se ve que no te basta.

 Hoy yo, Satán, creo que soy bastante mas humano de lo que creía.

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